¿Justo pa´quién?

La principal novedad del Socialismo del Siglo XXI era la posibilidad de, ahora si, determinar centralmente todos los precios de la economía tomando ventaja de la muy capitalistamente generada informática. Se suponía que con la capacidad actual era posible computar las horas de trabajo que implicaba producir cada bien o servicio y llegar a un valor de intercambio fundamentado en la «cantidad de trabajo» utilizada.

Se afirmó que la causa de la caída del Socialismo del Siglo XX era la imposibilidad de eliminar el mercado como sistema de generación de los precios en la economía y que esa imposibilidad tenía su origen en la escasa capacidad computacional disponible: «…pero no existieron las computadoras ni la matemática avanzada para calcular en la práctica el valor de un producto…» (Dieterich, El Socialismo de siglo XXI pag. 36). Esa barrera habría desaparecido y en el siglo XXI sí podríamos prescindir del mercado y calcular «precios justos».

Bueno, con la nueva Ley de Costos y Precios Justos ya el experimento venezolano decidió definitivamente asumir el socialismo de siempre, el del siglo XX. A partir de lo que llaman «la estructura de costos», es decir, a partir de información contable, una nueva superintendencia calculará los precios de cada bien y servicio. En teoría se eliminarían los mecanismos de mercado porque una entidad omnisciente, como el mismo Dios, determinaría el PVP.

La endemoniada complejidad que implica la determinación de los precios de una economía no puede ser enfrentada ni con toda la capacidad computacional actual. Quizá haya que esperar a la llegada de los computadores cuánticos, sin embargo, aún así, no hay garantía de nada. El engendro burocrático que puede crearse a partir de la nueva superintendencia es de proporciones siderales.

Afortunadamente y quizá intuyendo que la tecnología todavía no permitirá la creación del nirvana socialista perfecto, ya se aclaró que se utilizarán métodos tradicionales (no computacionales) para auxiliar a la superintendencia: la Guardia Nacional y la Policía Nacional Bolivariana.

Con razón Dieterich ahora dice que él estaba comprando Kerosen.

@raulaular

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